viernes, 29 de junio de 2007

No es el baile del caño

Bukowski además de novelas y cuentos tiene unos poemas hermosos, como éste, dedicado a una bailarina de strip-tease. ¿Quién puede creer, después de leer esto, que a este hombre lo acusaron de machista?

Love poem to a stripper
Charles Bukowski (1920-1994)

50 years ago I watched the girls
shake it and strip
at The Burbank and The Follies
and it was very sad
any very dramatic

as the light turned from green to
purple to pink
and the music was loud and
vibrant
now I sit here tonight
smoking and
listening to classical
music
but I still remember some of
their names: Darlene, Candy, Jeanette
and Rosalie.
Rosalie was the
best, she knew how
and we twisted in our seats and
made sounds
and Rosalie brought magic
to the lonely
so long ago.

now Rosalie
either so very old or
so quiet under the
earth,
this is the pimple-faced
kid
who lied about his
age
just to watch
you.
you were good, Rosalie
in 1935,
good enough to remember
now
when the light is
yellow
and the nights are
slow.

Poema de amor a una chica que hacía striptease

hace 50 años yo miraba a las chicas
que se desnudaban y contoneaban
en el Burbank y en el Follies
y era muy deprimente
y muy dramático,

la luz iba cambiando del verde al
púrpura y al rosa
y la música era fuerte y
vibrante,
ahora estoy aquí sentado esta noche
fumando y
escuchando música
clásica
pero aún recuerdo algunos
nombres: Darlene, Candy, Jeanette
y Rosalie.
Rosalie era
la mejor, sabía cómo hacerlo
y nos revolvíamos en los asientos y
rugíamos
cuando Rosalie brindaba magia
a los solitarios
hace ya tanto tiempo.

y ahora, Rosalie,
estarás muy vieja o
muy quieta bajo
tierra,
yo soy aquel chico
con la cara llena de granos
que mentía sobre su edad
sólo para poder
verte.
eras buena, Rosalie
en 1935
suficientemente buena como para recordarte
ahora
que la luz es amarilla
y las noches son
lentas.

sábado, 23 de junio de 2007

Gripe



No conozco muchas personas que no se hayan contagiado en los últimos tres meses. Algunos más vulnerables a los patógenos, como quien escribe, incluso se han apestado, no una, sino dos veces en el mismo período estacional, lo cual significa que las dos gripes eran cepas diferentes de un mismo virus, o el mismo virus que mutó. (O tal vez no signifique ninguna de estas cosas, tal vez los virus no significan)


El 28 de febrero salió una nota en el diario inglés The Sun que decía que unos científicos querían exhumar el cadáver de un aristócrata muerto hace noventa años para encontrar la cura de la gripe aviar, amenaza terrible que por ahora es sólo un rumor que nos hace odiar aún más a las palomas. Aparentemente este hombre murió de la "peste española" de 1919 y como fue enterrado en un ataúd de hierro, los científicos piensan que el virus puede estar todavía ahí adentro, y quieren estudiarlo. Me encantaría saber cómo piensan hacer para que no se escape cuando abran el cajón.


Para mí es terrible pensar en la gripe aviar. Me da mucho miedo y me imagino al mundo como en la película con Dustin Hoffman donde el mono llevaba el virus letal (¡y los monos no vuelan!). Ahora sé que siempre tuve razón en odiar a los pájaros, y no por haber visto de chiquita, en lo de mi abuela, esa película de la foto de arriba, sino más que nada por Jurassic Park y el horrendo parecido entre los reptiles gigantes y las gallinas. (Mírenles las patas, si no me creen)

dedos: II


Aparentemente es inconciente.

viernes, 22 de junio de 2007

dedos: I


foto: Jarvis Cocker, siendo grosero.

viernes, 8 de junio de 2007

Es un haiku

Sólo de lejos
me gustan los pájaros.
Si no, los odio

No es un haiku

Gente comiendo asado,
parece un cuadro de Vermeer
pero afuera

viernes, 1 de junio de 2007

Inocencia perdida



Cuando tenía más o menos ocho años, mi hermana, que siempre fue una persona con suerte, ganó el sorteo que se hacía en el programa de Flavia Palmiero y tuvimos que ir al canal a buscar el premio, que consistía en un oso de peluche gigante, blanco y negro, con el logo de Yummy en la panza.

Conservo de aquella vez algunos recuerdos fragmentarios de la grabación del programa, entre ellos a Flavia pasando por al lado nuestro luciendo algo que parecía un vestido rosa de Barbie, a Agustina Cherri bailando con los otros "Flavios" -entre ellos el chico rubio de Brigada Cola- o el juego que tenían que hacer los participantes que era algo así como comerse un alfajor, o cortarlo en pedacitos y llevarlos de un lado a otro del estudio.
No nos dieron en esa ocasión el oso gigante: había que ir a buscarlo a otro lugar. Primer enfrentamiento de los niños con la cruda burocracia argentina.

El recuerdo más vívido, sin embargo es éste: Saliendo del estudio, caminando por los pasillos de lo que -creo- era canal nueve, vemos en un rincón el disfraz tirado de Pelín, el ¿koala? amigo felpudo de Flavia. El disfraz presentaba claros signos de suciedad y dejadez. Pasa en ese momento una mamá con su nene y éste exclama :

-¡Mamá! ¡Es Pelín... Está durmiendo!

Yo con mis ocho años pensé que ese nene era bastante tonto, pero una vez -no muy alejada temporalmente de ésta- viajando en el trencito de la alegría me llevé la desilusión más grande cuando el conductor frenó de golpe y el Mickey con el que yo estaba bailando gritó con voz de mujer.


Moraleja: nunca, pero nunca llevar a los niños a un estudio de televisión o exponerlos a la cabeza tamaño natural que asoma del hueco de un felpudo de cuerpo gigante. El riesgo es la irremediable ¿pero por qué tan temprana? pérdida de la inocencia.