jueves, 20 de agosto de 2009

Teoría de la conspiración


Como yo decía, el nuevo Danette ya estaba elegido hace rato y sacaron el concurso ése solamente para promocionarlo.

El Lemon Pie, que tenía que ganar, era el postrecito más fachero y canchero de la heladera. El cheesecake, que le podía dar un poco de pelea, era un nabo y además le hicieron cara de judío...

Ojo, gente del La Serenísima que les mandamos al INADI...


miércoles, 19 de agosto de 2009

después de ver un thriller en el cine

Anoche soñé que me disparaban con un arma en la cara. Tenía el caño ahí, donde empieza la nariz. Abrí los ojos cuando el gatillo hizo click. “Me salvé”, pensé.

lunes, 17 de agosto de 2009

Mi gorda bella o la flaca que todas llevamos dentro



Hace algunos meses, a causa de mi adorada nueva (semi)independencia, tengo que resignar el cable por otras cosas más vitales como el súper o la cuenta de teléfono.

Es por eso que el otro día, cuando llegué del trabajo con ganas de ver la tele – y en casa se ven solamente dos canales- me quedé un rato mirando Mi gorda bella, novela que ya me había deleitado en otras ocasiones (como cuando el hijo de la familia rica se revela gay y los padres lo echan de la casa a patadas).

En el capítulo del jueves, “la gorda” Valentina tiene su ansiada primera vez con el galán, a quien ama en secreto desde que tiene memoria. Ahora él misteriosamente (para mí, que no sigo la historia todos los días) está enamorado de ella y los dos están juntos en una habitación con velas. La gorda está en bata de raso para ocultar todo el relleno de guata que le ponen a la actriz –que obviamente es flaca porque seguro al final de la serie el personaje va a hacer un super tratamiento para adelgazar.

Los ideólogos de tan brillante concepto deben contar con que la gente siente una secreta y reconfortante satisfacción al saber que la actriz que hace de “mi gorda bella” en realidad es una flaca con relleno, porque entonces está la posibilidad de un final ¡realmente feliz!

La escena de sexo entre “mi gorda bella” y el galán no hace el menor intento por evitar los lugares comunes:

Ella: -tengo miedo de no gustarte, no soy como las mujeres de las revistas, con esos cuerpazos…

Él: -ellas son bellas, pero tú… tú eres hermosa Valentina, porque tu belleza viene de aquí dentro (le toca el pecho repleto de guata)

Finalmente él la convence, y cuando la cámara vuelve a la pareja ya están los dos desvestidos y tocándose en la cama. Lo mejor es que los genios que idearon esta novela, para resolver el evidente problema del relleno y la desnudez, alternan planos del rostro extasiado de la actriz flaca con planos del galán tocando un cuerpo de gorda (¡de verdad!) a la que obviamente no se le ve la cara. Antes de los créditos, y mientras besa una pierna maciza de extra, el galán exclama, en un plano digno de Cha Cha Cha: “ahora estoy seguro: tú sí eres mi gorda bella”.

Me gustaría encontrar una ¡una sola! persona que vea esta novela de forma ingenua. Tal vez nadie lo haga, y por eso justamente funciona, como comedia, como parodia de sí misma. Pero habría que pedirle a la gente que crea estos conceptos pseudomorales horrendos que dejen de hacernos el favor de glorificar la “belleza interior” con mamarrachos como éste.

Y si no que miren Sensible de abajo, y aprendan un poco cómo se hace comedia de verdad:



martes, 11 de agosto de 2009

Esto es lo que se siente

Finalmente, después de años de esfuerzo, lectura, estudio arduo, burocracia, más lecturas, más estudio y mucha más burocracia, me recibí.

No le dije al profesor que ésa era mi última materia. Era un final de otra carrera, y sentí que no iba a ser tan importante para ellos, pero ahora que lo pienso, tal vez debería haberlo dicho.

La gente que rendía conmigo fue muy encantadora, como todas esas comunidades evanescentes que se crean antes de un final. Justo venía de leer un texto que hablaba sobre las comunidades liminales, ésas que se generan espontáneamente antes de algún importante ritual de pasaje, o ante la inminente llegada del fin del mundo. Hicimos chistes sobre eso (todos habíamos leido más o menos lo mismo) y nos imaginamos a nosotros mismos en taparrabos, haciendo una filita frente a la choza africana, esperando la llegada del oficiante ritual.
Mis compañeros desconocidos me felicitaron cuando me dieron la nota: solidaridad, otra de las características de la comunidad espontánea.

No más finales orales en mi vida. Sigo pensando que la facultad de Filsofía y Letras me debe un sistema nervioso central. Pensé que después de tantas experiencias iguales ya no iba a estar nerviosa, pero es imposible. Al menos ahora ya sabía qué esperaban de mí, y yo como soy muy adaptable y me acostumbro a todo, les doy justo lo que están buscando.

Me gustaría escribir un librito de autoayuda para dar finales en las carreras de mi facultad. Entre los consejos básicos incluiría, por ejemplo:

1- estudiar

2- JAMÁS decir "no sé" o "no estudié eso". Hablar, hablar, responder cualquier cosa, pero nunca hacer evidente de esa forma la ignorancia.

3- escuchar con atención las correcciones del profesor que te está tomando el final. Si uno no sabe de qué carajo está hablando, que parezca una epifanía: "claaaaaro, es ESO, ya me imaginaba", o si lo que dice el profesor nos suena de algún remoto rincón de la memoria, que parezca que estábamos a punto de decirlo: "claro! exactamente!"

4- tratar al profesor como un igual. Obviamente el evaluador nunca es tu igual, pero que al menos no sientan que tienen sentado a un insecto delante. Algunos profesores más o menos malditos se regodean en esa situación y surge en ellos el deseo de aplastar.

5- plantear alguna duda que nos haya quedado sobre alguno de los temas después de taaaan arduo estudio que hicimos. Siempre aprecian eso los profesores, es un gesto de falsa (falsísima) modestia que siempre funciona.

Yo ya no voy a rendir finales, pero tal vez a alguien le sirva.

Salí de la facultad con ganas de abrazar gente y con un poquito de ganas de llorar. Pero odio los huevos en la cabeza, así que eso no lo extrañé.

Espero que esta felicidad dure por algunos días.