jueves, 1 de julio de 2010

Ladrones de ideas!

El otro día me escandalicé y mandé un mail enfurecida a mis amigos, cuando vi en varios diarios que abrieron en el centro de la ciudad un "siestario". Me escandalicé porque esa idea era mía, era una idea a la que le dábamos vueltas Vale y yo cuando salíamos del trabajo al mediodía y teníamos que hacer unas tres horas de tiempo hasta entrar a cursar en la facu. Esto me pasó durante al menos dos años, dar vueltas por ahí en algún bar barato y dormitar sentada en la mesa, apoyando la cabeza entre los brazos cruzados, o siestear un rato en las sillas de la sala silenciosa de la biblioteca. Las dos opciones desembocan irremediablemente en la sensación horrenda de piernas dormidas.

En mi proyecto no se llamaban siestarios sino dormideros y estaban destinados a los trabajadores o a los estudiantes como nosotras, que tenían que hacer tiempo y no podían volver a la casa sólamente por dos horas. Obviamente no se nos había ocurrido tener un "coach de sueño" ni cobrar 150 pesos. Lo mío era más bien unas cabinitas con música a elección, una mantita y un turnito de 1 hora para el trabajador. (Igual los expertos en siesta ahora dicen que lo ideal son 20-30 minutos... pffff). A los dormideros estaba prohibido entrar de a dos (había que tener cuidado de que no se nos desvirtuara, de hecho ideamos el slogan "dormidero no es telo").

En fin. Otra idea que me roban. Aunque tal vez nuestro proyecto de los dormideros populares todavía sea viable, en cuyo caso no sé qué estoy haciendo publicandolo acá..















En Perfil salió un artículo de Pedro Mairal sobre este tema que está divertido