domingo, 28 de diciembre de 2008

La condesa sangrienta

"Bathory might have been a victim to show to people that women cannot be powerful because they become crazy and kill people" -Julie Delpy- (todo esto con acento encantador de francesa hablando en inglés)



Julie Delpy (¡hermosa, nuestra favorita!) dirige y actúa en The Countess, basada en la vida de la condesa Erzsebet Bathory. Buenas noticias para las fanáticas de Alejandra, Julie y la aristócrata también conocida como la versión femenina del Conde Drácula.

Igual, a mí personalmente me da un poco de escalofríos imaginarme a Julie, la adorable Céline, desgarrando pieles humanas con pincitas de plata y encerrando vírgenes en jaulas con pinches...

En fin, después vuelvo a ver ésta y está todo bien otra vez:

viernes, 19 de diciembre de 2008

Dos meses es suficiente

Este blog se propone volver a la vida.



Para ello he decidido regalar (sí, regalar) algunas ideas, que sirvan de inspiración para que otros, más talentosos o más perseverantes, las conviertan en lo que deseen (o en lo que se aclara entre paréntesis)

En este momento me siento, como André Breton, incapaz de escribir y preparar nada más largo que un par de páginas. Por eso regalo ideas, para que otros las usen (¡mi sueño!).

Hoy, la primera, próximamente muchas más.









Ideas para otros



-I-

La mujer del artista (Nouvelle)



Esta será la historia de una mujer muy hermosa, que sólo logra enamorarse de hombres de enorme talento. Su biografía amorosa empieza a los dieciséis años, cuando seduce a su profesor de música en la escuela, y él, hipnotizado, le escribe la mejor pieza para cuarteto de cuerdas de su vida. Después, durante la universidad, y más tarde en su vida adulta, es amada consecutivamente por pintores, escritores, músicos, directores y arquitectos de renombre. La mujer, que puede llamarse Eva, o Sofía, no ama a los más hermosos ni tampoco a los más fuertes: sólo juzga a sus potenciales amantes por el talento que demuestran en su profesión. El narrador puede ser ella misma, aunque esto le quitaría un poco de misterio. Aún mejor, el narrador debería ser uno de los hombres que la amaron, y que, naturalmente, fue desplazado por otro en el ascendente camino de Eva –o Sofía- a la inmortalidad. Porque a medida que avanza la historia descubrimos que eso es exactamente lo que ella busca. Vivir para siempre, inmortal, en la obra de otros. De la vejez de la protagonista poco se sabe, y el narrador barajará algunas hipótesis, que luego deberá descartar, por ser demasiado angustiosas o patéticas. Un joven pintor en ascenso cuenta que fue abordado en la apertura de una galería de arte, por una señora mayor, ya sin encantos, aunque presumiblemente bella en su juventud, que le ofrecía su compañía a cambio de algún retrato. El narrador descarta la posibilidad de que esa mujer fuera Eva o Sofía.

El relato termina con una enumeración de todas las obras en las que se puede encontrar su influencia, y cierra con la posibilidad de una obra cuya autora fuera ella misma, la musa. Esta obra se ha perdido, o tal vez ha sido destruida por uno de sus amantes, quien, al leerla, entendió que ella tenía mucho más talento que la mayoría de los hombres en los que buscaba la vida eterna.