"Luego reflexionó que la realidad no suele coincidir con las previsiones; con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda. Fiel a esa débil magia, inventaba, para que no sucedieran, rasgos atroces; naturalmente, acabó por temer que esos rasgos fueran proféticos."
J.L.Borges, "El milagro secreto"
-I-
Tengo ochenta y tantos años. Vivo en el ático o -para hacerlo menos anglo ya que nadie tiene ático en estas latitudes- en la piecita del fondo (aunque el ático sigue teniendo más misterio) de la casa de mis nietos. Tengo una vieja computadora manual como las que se usaban a principios del siglo XXI. Con ella escribo artículos que salen publicados en una revista que leen algunas personas que, además, me estiman un poco. Tengo el pelo largo y blanco, pero recogido, para crear menos impresión de vieja bruja de película de Kurosawa. Mi marido, el abuelo de mis nietos, murió hace largo rato y con lo que gano de la revista que me publica los artículos aporto a la economía familiar.Mis nietos me aprecian porque les cuento historias, y porque, como todo anciano de origen oriental, trato de molestar lo menos posible, de comer poco, de morirme pronto.
-II-
Vivo en la pequeña Villa en Toscana que me compré con el dinero del único Best-Seller que escribí en mi vida, que afortunadamente sigue vendiendo bien. Traducido a veintisiete idiomas, convertido en una película en la que yo misma participé como directora de casting, fue la única cosa buena que pude crear, además de mis dos hijos varones, luz de mis ojos, uno futbolista, el otro diseñador de modas.
Tengo el pelo corto con muchas canas y uso collares de colores. Como si me fuera encogiendo con el tiempo, me voy pareciendo cada vez más a Yoko Ono, y no me molesta. Mi ex marido, un italiano con muy buen humor, a veces viene a visitarme y nos tomamos unos vinos.
-III-
Después de 2012 y la explosión nuclear de Europa me mudé a Londres, una de las ciudades más baratas del mundo, para ofrecerme como voluntaria en el programa “clones de íconos” y tener el “hijo” –artificialmente inseminado- de S.P. Morrissey, desaparecido bajo las ruinas de lo que era la ciudad de Roma. Ahora tengo cincuenta años, pero todavía conservo algún atractivo. Tengo mucho dinero (soy la “madre” del clon de una estrella) y mi “hijo”, de veintidós, da señales de talento.
Me dedico a descubrir y proteger a jóvenes rockeros en ascenso, que cantan sobre las ruinas de un mundo destruido. Ellos me aprecian aunque a veces sospecho que se ríen de mí a mis espaldas. Uno se enamora un poco de mí pero yo le rompo el corazón: conmigo no tiene futuro. Lo hago por su bien, aunque él nunca lo entienda. Me recuerda al cantante de los Arctic Monkeys cuando era joven y todavía no se había hecho adicto a los cristalitos nucleares después de la explosión. Soy moderadamente feliz.
-IV-
Tengo treinta años. Vivo con mi esposo en una casita con plantas en el patio, que yo riego todas las tardes, cuando cae el sol (para que no se quemen). Tenemos una nena que nació en 2012, a pesar de todas mis dudas sobre el fin del mundo y el calendario Maya. Él escribe, o es inventor, o da clases, o toca la guitarra, o todas esas cosas juntas (ninguna de esas cosas por separado da demasiada plata). No sabemos que somos felices pero de a ratos lo intuimos. Yo estoy un poco triste a veces -aunque no se lo digo- porque no hice muchas de las cosas que querría haber hecho para los treinta. La casa está llena de fotos del viaje alrededor del mundo que hicimos durante un año, para la luna de miel. Todavía tenemos deudas. No me encanta mi trabajo pero pienso que las cosas siempre pueden cambiar para mejor. Tal vez en algún momento descubra que tengo una enfermedad terrible, pero con mucha paciencia y perseverancia logre sobreponerme y vivir largos y felices años. Quizás tener otros dos hijos.
Vivo en la pequeña Villa en Toscana que me compré con el dinero del único Best-Seller que escribí en mi vida, que afortunadamente sigue vendiendo bien. Traducido a veintisiete idiomas, convertido en una película en la que yo misma participé como directora de casting, fue la única cosa buena que pude crear, además de mis dos hijos varones, luz de mis ojos, uno futbolista, el otro diseñador de modas.
Tengo el pelo corto con muchas canas y uso collares de colores. Como si me fuera encogiendo con el tiempo, me voy pareciendo cada vez más a Yoko Ono, y no me molesta. Mi ex marido, un italiano con muy buen humor, a veces viene a visitarme y nos tomamos unos vinos.
-III-
Después de 2012 y la explosión nuclear de Europa me mudé a Londres, una de las ciudades más baratas del mundo, para ofrecerme como voluntaria en el programa “clones de íconos” y tener el “hijo” –artificialmente inseminado- de S.P. Morrissey, desaparecido bajo las ruinas de lo que era la ciudad de Roma. Ahora tengo cincuenta años, pero todavía conservo algún atractivo. Tengo mucho dinero (soy la “madre” del clon de una estrella) y mi “hijo”, de veintidós, da señales de talento.
Me dedico a descubrir y proteger a jóvenes rockeros en ascenso, que cantan sobre las ruinas de un mundo destruido. Ellos me aprecian aunque a veces sospecho que se ríen de mí a mis espaldas. Uno se enamora un poco de mí pero yo le rompo el corazón: conmigo no tiene futuro. Lo hago por su bien, aunque él nunca lo entienda. Me recuerda al cantante de los Arctic Monkeys cuando era joven y todavía no se había hecho adicto a los cristalitos nucleares después de la explosión. Soy moderadamente feliz.
-IV-
Tengo treinta años. Vivo con mi esposo en una casita con plantas en el patio, que yo riego todas las tardes, cuando cae el sol (para que no se quemen). Tenemos una nena que nació en 2012, a pesar de todas mis dudas sobre el fin del mundo y el calendario Maya. Él escribe, o es inventor, o da clases, o toca la guitarra, o todas esas cosas juntas (ninguna de esas cosas por separado da demasiada plata). No sabemos que somos felices pero de a ratos lo intuimos. Yo estoy un poco triste a veces -aunque no se lo digo- porque no hice muchas de las cosas que querría haber hecho para los treinta. La casa está llena de fotos del viaje alrededor del mundo que hicimos durante un año, para la luna de miel. Todavía tenemos deudas. No me encanta mi trabajo pero pienso que las cosas siempre pueden cambiar para mejor. Tal vez en algún momento descubra que tengo una enfermedad terrible, pero con mucha paciencia y perseverancia logre sobreponerme y vivir largos y felices años. Quizás tener otros dos hijos.
8 comentarios:
Me quedo con el futuro n°1, la imagen de vieja bruja de pelo blanco escribiendo en la notebook en el ático o en la piecita del fondo en su defecto es buenísima!
me encantó, realmente me gustó muchisimo,es una de las mejores cosa que leí en mucho tiempo, aun teniendo en cuenta que leí a algunos conocidos y respetados autores literarios,que bronca me da no poder escribir así y tener esa imaginacion!!!!!!!!!!!!
escribir un unico best seller no es poco... yo me quedo con esa, me parece, aunque no sé, hoy voy a pensar en todos mis futuros posibles...
No importa qué futuro te toque, yo quiero estar ahí... no sé, tal vez sea una de tus pocas amigas vivas que te visite en el cuartito donde escribís tus artículos y hablemos de nuestros amores muertos (claro siempre se tienen que morir ellos primero...); o te visite en la toscana o viva cerca y nos tomemos unos vinos con tu ex marido; o sea una de las pocas que haga una crítica real de tu unico best seller y que a vos te haya caido bien por sincera y respetuosa; o, tal vez, lleve a mis hijitos a jugar con tu nena mientras tomamos mate y veo como regás las plantas y hablamos de literatura en el jardín de tu casa, descubriendo que la vida es más linda de lo que pensábamos...
No sé, dependiendo de tu futuro... no son feas las posibilidades, no?
Besotes y nos vemos el lunes con lagañas!
Vir..incrible! yo me quedo con el primero, pro es medio triste..asi que elijo el segundo jaja.
En el tercero te falto que no usas corpiño! jaja
Escribis excelente,yo no se qué haces dando clases a extranjeros que pagan muy poco en este país colector de nacionalidades diferentes!
te quiero..
besoo
Flor
Las quiero a todas de visita en el ático!
y Ale, dejá de leer Paulo Coelho que después todo te parece bueno
;P
besooos!
Aunque la de la villa toscana es muy tentadora, me quedo con la IV de acá a la eternidad. (por no decir de acá a la China!)
saludito,
Virginia: es tan bueno yo te contrataría si tuviese no se una editorial serías mi estrella, decididamente, ya está te contrato así logras tu best seller, te quedas en Toscana y claro juntas bebemos vino tinto un Syrah por cierto junto a tu ex, que seguramente salió de testigo en el juicio a mi marido el pendenciero. Ah y vemos en la tele viejos videos de Pangaro mientras revleamos mentalemente algún tipo de fotografía analoga-mental
Te adoro Pibita!!!
es verdad Masako, el futuro cuatro es el menos horrible :-) a mí también me gusta un poco...
y Xio, si alguna vez tengo un ex marido le voy a exigir que salga de testigo a tu favor, en la causa que sea.
besos!
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