sábado, 16 de febrero de 2008

Vanidad II


Una vida feliz está generalmente compuesta de muchos instantes fugaces de felicidad inaprehensible, y es muy probable que muchas personas no experimenten nunca una sensación de felicidad extrema y absoluta, aunque eso no sea necesariamente algo triste.
Yo que tengo muchísima suerte la experimenté tres veces. Las tres durante viajes, vacaciones. Momentos de la vida condensada. Un viaje es puesta en abismo, o quizás, para algunas personas, la vida real.
Me siento vanidosa escribiendo sobre mi propia felicidad (¿a quién le importa, después de todo?) y además, como muchos señalaron antes, la felicidad se justifica por sí sola.
Y sin embargo existe una necesidad de comunicar.
Durante este viaje experimenté otra vez la sensación de que todo lo que necesito está aquí y ahora. Un momento corto pero abismal que se traga el pasado y el futuro.
Presente... ¡puro!
Y cuando no quiero hablar, por suerte están las imágenes que lo dicen todo.
(¡felices vacaciones! en este caso, más una exclamación que un deseo)

2 comentarios:

Valeria dijo...

Es algo hermoso la condensación del tiempo en ese sentimiento de felicidad maravilloso!
Ojalá sigas sintiendolo!
Besos grandes

Anonymous dijo...

Las mejores vacaciones
que lindo haberlas compartido contigo

desde el polo opuesto (el trabajo, lo q menos se parece a la vacación)te mando besos y te veo a mi vuelta del URU!